sábado, 20 de febrero de 2010

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Después de varias narraciones en fila que trataban sobre una misma serie de sentimientos (la prosa del Delfín puede leerse como una unidad y no como partes sin ningún problema), aparece este largo y elaborado poema que necesita leerse un par de veces para entenderse y disfrutarse plenamente. Diferente a la poesía que era usual en Ángel, "Las cuerdas" se siente como la unión de un rompecabezas, la descripción nítida de una escena específica cuyo autor parece haber vivido en carne propia. Sí la intención es poner al lector en el escenario fijo, el poema lo logra satisfactoriamente. Es largo, sí, y es complejo también, pero son precisamente estos dos puntos los que lo hacen interesante. Como lector y escritor quedé preguntándome sobre las cuerdas mismas. Me las imaginé de muchas formas y traté de traerlas a mí una y otra vez. Y no sólo las cuerdas, sino cada parte, cada palabra se hacía presente, todas con su pedacito de vida y color o forma. Delfín hizo un trabajo impecable en cuanto a la construcción de los versos y también en la colocación del lector como el protagonista de cada historia. En suma, lo que "Las cuerdas" tiene encerrado entre líneas es un sentimiento largo y lleno de texturas e imágenes que no puede verse a simple vista o simple lectura. Necesita que lo leas de nuevo. Es un placer, de cualquier forma.

4 comentarios:

Addi. dijo...

Bien!
Jajaja pero por qué le llamas delfín? Jajajaja en el blog se lee cagado, tu reseña toda seria y hablando de ese wey cono delfín

Román Villalobos dijo...

Jajajaja, antes dí que no le puse Manatí o Vaquita Marina

María - Té de Libelula dijo...

Que bueno que haces esa aclaración.

Gracias Román.

(:



Jajaja, manatí o vaquita marina...

xD

A n g e l dijo...

Vaquita marina

¬¬

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