Hoy por la mañana (bueno, ayer, si tomamos en cuenta que ya es la una de la madrugada del martes) revisé los links de mi blog y me encontré con varias actualizaciones. Haré unas menciones y unas atentas invitaciones para que lean (y comenten) los textos que menciono a continuación. Uno de ellos es una
poesía salida de las manos de Ángel, bastante recomendable desde mi punto de vista. El poema es fiel al estilo narrativo de Ángel, quien siempre se ha distinguido por su buen manejo de las situaciones y los escenarios.
"Súcubo al atardecer" es un poema de construcción compleja, que aunque a ratos pudiera parecer que sería tambien un cuento entrañable, es excelente así, en verso libre y auténtico.
Luego me encontré con
un poema de Tania que me encantó. Desde el título, que es uno de los puntos fuertes del poema, se nos describe la basura que nos rodea en la actualidad, con cierto lamento y con un tono de reprimenda, para luego cerrar de forma satisfactoria y agradable.
"Y despierto deseando no ver más muertos viviendo", dice ella, y es lo que muchos, a veces, pedimos para nuestros adentros, si no es que somos nosotros los muertos. Bastante recomendable, digerible, pero no por eso falto de sensaciones o reflexiones profundas.
Más tarde me interné de lleno en la lectura del poema al que decidí reseñar desde el primer momento. Debo anotar: cuando leí, en la ventana del Windows Live, el nick de Addi (El Gato sin piel), pensé que se trataba de alguna mención a un poema, canción, o libro. Más tarde, me encontré con que El Gato sin Piel era una creación suya y me puse a leerlo. Uno tiene que saber que
a la poesía de Addi J. no se acude a buscar alguna respuesta. Si se encuentra, es cuestión de fortuna. No es poesía para jardines con margaritas, ni poesía para levantar el ánimo. Un poema de este porte va a llegar hasta donde tus neuronas y te las va a llenar de diálogos misericordiosos con la nada y sus demonios, con las sombras y con lo que verás pasar. Duelen tantas cosas en la vida,
como duele no tener vida misma. Duele la ausencia de piel, como duele la ausencia de alguien que pueda palparla. Y él te dice "no me toques, pues arde".
El poema se cierra con un sincero "confía en mí". Y entonces uno se queda, tal vez, con muchas preguntas en el aire. ¿
Pero para qué preguntar, si el poema habla, tiene conflictos y se resuelve y se contesta y se vive y se lee en apenas nueve versos? Un gato sin piel se escabulle por un piso elegantísimo y deja sus huellas de dudas y de conmiseración colectiva. Pero, aunque grotesco, un gato sin piel sigue siendo un gato, y ronronea,
y es feliz...El mejor poema que he leído de Addi en los últimos seis meses,
sin temor a equivocarme o a que vengan y me apedreen o me linchen....
En resumen,
tres poemas entrañables, tres cúmulos de situaciones distintas, pero complementarias. El orden no importa en realidad, siempre terminarás en un lugar distinto después de leer cualquiera de estos poemas. Eso si, yo insisto con el café. Discutan, discutan aquí abajito, que los amo a todos, como Juanga.